Sansón fue un hombre ungido y llamado por Dios que realizó muchas hazañas heroicas, pero también cometió muchos errores; su historia nos muestra como Dios hace grandes llamados a personas con grandes defectos.
No dejes que tus cualidades o defectos te definan, somos más que nuestros aciertos o fallas; somos hijos de Dios, somos su imagen y semejanza.
Hay que reconocer que todo se trata de Dios. Él puede dotarte de cualidades y herramientas; pero en realidad, su presencia en tu vida es lo que te dará la victoria en la lucha.
No es la quijada del burro, ni la vara de Moisés, no es la honda de David, ni el manto de Elías. Es únicamente Dios.
1 Corintios 4:7 NVI
¿Quién te distingue de los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué presumes como si no te lo hubieran dado?