En la más reciente Escuela Bíblica Dominical, el Pastor Josepher Contreras desarrolló el tema “La Palabra dice otra cosa” a partir de Juan 5:1–8, el relato del hombre paralítico junto al estanque de Betesda. El mensaje central subrayó que, ante toda etiqueta o diagnóstico que intentó definirnos, la Palabra de Dios declara una verdad superior y nos invita a levantarnos, tomar nuestro lecho y caminar hacia un destino nuevo.
El Pastor explicó que, con frecuencia, adoptamos mentiras sobre nosotros mismos: por permanecer mucho tiempo en una situación, terminamos confundiéndola con nuestra identidad. “Una cosa es la temporada que vives y otra muy distinta es quién eres”, puntualizó. Así como el paralítico, muchos cargan una etiqueta que no les pertenece; la han repetido tanto que la han creído. Pero la Escritura confronta esas narrativas internas y afirma una realidad distinta: “Jesús sigue siendo la solución y la salida” para cualquier escenario.
El mensaje insistió en cambiar el lente con el que miramos la vida. “No vemos las cosas como son, sino como somos”, recordó el Pastor. Por eso, el Espíritu Santo nos ofrece una perspectiva nueva: cuando miramos con Su lente, comprendemos que ninguna situación de nuestra vida es indiferente para Dios y que Dios tiene el mejor regalo para nosotros. Ese “regalo” —gracia inmerecida, dirección y poder para transformarnos— es más importante que cualquier nombre o rótulo que hayamos puesto a nuestra condición. El llamado fue claro: no ponerle nombre definitivo a lo que solo es un proceso y seguir hacia adelante.
Entre los puntos más destacados, se exhortó a la congregación a:
No confundir el lugar con la identidad: “Nunca más confundas dónde estás con quién eres”.
Diferenciar lucha de naturaleza: no es lo mismo decir “estoy luchando con mi economía” que declararse “soy escaso”. Tú no eres lo que estás atravesando.
Sustituir argumentos por fe: en vez de justificar la inmovilidad, pedir a Dios un milagro.
Cuidar el entorno: huir de la lástima y rodearse de fe; la compasión de Dios levanta, la lástima humana estanca.
Vigilar el poder de las palabras: lo que decimos revela lo que creemos de nosotros mismos.
Abrazar el cambio: “Lo único que no cambia es el cambio”; en Cristo, el cambio es oportunidad de crecimiento.
El Pastor Contreras recalcó que “está iniciando el mejor año de mi vida” no es un eslogan optimista, sino una confesión de fe fundada en un Dios sin límites. “Hoy es un día de encuentro para mí”, dijo, invitando a cada oyente a responder como el hombre de Juan 5: no con excusas, sino con obediencia a la voz de Jesús: “Levántate”.
La reflexión cerró con una invitación personal: permitir que la Palabra—que es la que verdaderamente cambia— nos separe de las mentiras que hemos creído y de las etiquetas que nos han impuesto. Es tiempo de levantarse de cualquier lugar donde nos hayamos quedado, recibir el regalo de Dios y caminar en la nueva identidad que Cristo declara.