Caracas, 30-11-25
Un nuevo tiempo ha comenzado, y así lo expresa el más reciente mensaje titulado “Ya era hora”, una declaración que invita a reconocer que vivimos uno de los mejores momentos de nuestra vida espiritual y personal. Inspirado en la promesa de Habacuc 2:3, el mensaje recuerda que todo lo que Dios ha dicho sin duda se cumplirá, incluso si parece tardar.
La reflexión central hace un llamado directo a volver la mirada al cielo y entender que, cuando Dios quiere hacer algo en nuestra vida, solo necesitamos una palabra. Cada palabra que Dios entrega lleva consigo una imagen, un destino y una expansión que ya está en camino.
Tomando como fundamento Isaías 54:2-3, se declara que el 2026 será un año para crecer, avanzar y extenderse más allá de los límites conocidos. No se trata del “qué”, sino del “cuándo”. El tiempo ocupa un papel fundamental: el tiempo de Dios siempre es perfecto.
El mensaje enfatiza verdades que renuevan la fe:
Dios piensa bien de nosotros.
Si algo no ha llegado, es porque en este momento no es necesario.
Todo lo que Dios tiene para nuestra vida llega en su tiempo.
La gracia nos da acceso, pero es la obediencia la que sostiene las promesas.
La obediencia puede parecer ridícula al principio, pero termina siendo el camino hacia los milagros. Asimismo, se recuerda que la fe requiere disciplina, especialmente para decir “no” a oportunidades que se ven atractivas pero no provienen de Dios. La verdadera bendición es aquella que llega sin añadir tristeza.
El llamado es a sostener la visión sin adelantarse a los tiempos. Las promesas se reciben por fe y paciencia; avanzar antes de tiempo solo genera desgaste. Tener paciencia es ver como Dios ve y permanecer confiado en su palabra.
“Si parece lento, espera, porque sin duda vendrá” es una de las frases clave del mensaje, reforzando que nada que provenga de Dios se pierde, se retrasa sin propósito o llega fuera de su temporada.
El mensaje concluye con una afirmación poderosa:
“A Dios se le obedece, no se le ayuda. Tener paciencia es tener visión.”
La Pastora Meri Contreras, también venezolana y Licenciada en Contaduría Pública, conoció a Jesús a través del discipulado y las enseñanzas del Pastor Josepher. Con la guía y apoyo de su futuro esposo, Meri aprendió a leer la Biblia, a orar y a buscar una relación íntima con Jesús, quien se le presentó en sueños. Eventualmente, dejó su profesión para consagrarse por completo a la obra del ministerio.
Pastor Josepher Contreras, de origen venezolano, es Técnico Medio en Teología. Desde joven, tuvo un encuentro transformador con Dios el día de su cumpleaños número 18 en una iglesia a la que fue invitado. En esa ocasión, experimentó una visión en la que veía a cientos de personas a quienes compartía el evangelio, marcando el inicio de su llamado al ministerio.